lunes, 10 de mayo de 2010

Mi confrontación con la docencia

Soy Ingeniero en Sistemas Computacionales, estudié en el Instituto Tecnológico de Morelia, de 1990 a 1994, el bachillerato también lo curse en la misma institución (fui casi de las últimas generaciones que alcanzaron bachillerato en el Tecnológico de Morelia), el bachillerato lo hice junto con la carrera técnica de Mecánica Automotriz. Menciono desde el bachillerato porque desde los primeros semestres de ese nivel, busqué la forma de trabajar para ir conociendo en la vida real las actividades de los mecánicos. Así que estuve trabajando en varios talleres mecánicos, como ayudante, por supuesto. Estuve en los talleres de la General Motors, que se llama Motores de Morelia, presté mis prácticas profesionales en los talleres de la Ford, y mi servicio social en los talleres del Sistema de Transporte Público de Michoacán, dependencia desaparecida en la actualidad. Finalmente hacia el final de mi bachillerato que fue de tres años, entre a trabajar en un taller mecánico particular, que pertenecía al tío de un compañero mío. Comencé la carrera de sistemas computacionales y todavía año y medio después de iniciar seguía trabajando en el taller mecánico, en el turno contrario a mis clases y los sábados. Por medio de unos compañeros de la carrera me enteré que un instituto de computación solicitaba profesores, y tuve la suerte de ser aceptado, por lo que cambié el taller mecánico por el aula, ahí fue mi primera experiencia docente, en el año de 1992. Eran cursos de capacitación en diversos paquetes informáticos y algunos lenguajes de programación, algunos los conocía y otros eran nuevos para mí, pero siempre traté de preparar mis clases, la verdad fue muy difícil porque en los temas nuevos para mi tardaba bastante en preparar el material de la clase, aunque eso fue solo al principio. Ahí recibí mis primeras satisfacciones al enterarme como cambia la vida de las personas el aprender algo nuevo, sobre todo que le hagan a uno algún comentario, y aun hoy día me encuentro alumnos de aquellos tiempos y nos saludamos muy bien. Bueno, tiempo después, en noviembre de 1995, trabajando en un centro de cómputo manejando bases de datos y desarrollando pequeñas aplicaciones, me invitaron a dar una materia en la Esc. Prep. Ing. Pascual Ortiz Rubio, escuela donde actualmente laboro, tuve que dejar las clases en el Instituto antes mencionado y de ahí en adelante había combinado dar una o dos clases en la preparatoria y empleos relacionados con mi profesión, como ser jefe del departamento de sistemas en el Ayuntamiento de Morelia del año 1999 al 2005, fecha en que me incorporo a la prepa en la Secretaría Administrativa y de esa fecha a la actual me desempeño aquí de tiempo completo.
La labor de profesor me ha servido bastante para crecer como persona, me siento muy orgulloso de poder compartir mis conocimientos con los alumnos y tratar de ser parte de su formación, sé que no he sido lo metodológico que se requiere y estoy consciente de que para poder dar lo mejor hay que capacitarse permanentemente. Quizá en un principio vi que era más fácil ganar el dinero con una corbata y dando clases que todo lleno de grasa y quitando motores de los carros en el taller mecánico, pero a la vuelta del tiempo creo que es más que eso, ya que si bien acá no se requiere tanto esfuerzo físico si se requiere estarse preparando y es una enorme responsabilidad, la cual trato de asumir con todas mis capacidades.
Asimismo, el ser docente en el nivel medio superior considero yo que es una gran oportunidad para aportar algo bueno en la formación de los jóvenes, ya que en esta edad están aún en formación. Es decir no solo enseñarles sino también participar en su formación.
Los motivos de satisfacción es que de vez en cuando alguien reconoce que uno como maestro ha aportado algo bueno en los alumnos, la insatisfacción en algunos casos es cuando no puedo lograr la atención de los alumnos, el interés por la clase, o cualquier otra situación problemática con los alumnos, aunque siempre trate de buscar la manera de revertir eso, acepto que me hace falta mucho para ser un profesional de la docencia pero creo que más que todo hay que saber nuestras deficiencias para tratar de solventarlas. Confirmo el dicho de que al enseñar uno aprende.
Espero no haberlos aburrido, pero incluso el haber escrito esta narración para mí fue motivo de una reflexión y un gusto haber recordado algunos pasajes de mi vida.

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